jueves, 7 de julio de 2011

Passer



De la vida no puedo robar ni un solo aroma.

Hay perros apostados en la puerta de mis ojos.

El dobladillo de mi abrigo esconde un gorrión muerto

y ni siquiera

confío en recordar

mañana su calor.






© Ramón Ataz2011

2 comentarios:

  1. Me gusta el poema: los gorriones siempre han sido mis preferidos. Son algo gamberros, pero muy entrañables.

    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, Perfecto. Me alegra que te haya gustado. Gracias por decírmelo.

    Un abrazo.

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