jueves, 28 de octubre de 2010

VISIONES



         I


La supongo escondida al alba en una cueva,

sorda a mis plegarias alejadas de las modas

y oculta a mis ruegos sin ritmo.

Examinando mi dominio de los bosques, divertida.

       II

Es su forma de regalar vistosidad.

Libera su melena de luna nueva

y el resto desaparece,

deja la boca entornada

y el resto se olvida.

Ahí está golpeando, soplando, medio ahogada,

infligiendo el castigo que de ella se espera.

Enseguida queda el bosque impregnado de su risa.

Y nace.


        III

Ella puede mirarse como un arbusto

o puede adornar su cuello de crines negras

acaso alzarse macabra como los lobos.

Me puede tiznar el cuerpo hasta anochecerme,

puede estar o no estar,

puede estar segando el agua y sonriendo.

        IV

Ahora la excusa es vivir entre ramblas
 

senderos de roca, anudados a la luz

y a la histeria que produce.

Nunca el Sol ha sido tan rechazado

y a la vez su parodia tan buscada.


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© Ramón Ataz2010

domingo, 24 de octubre de 2010

Los ojos cerrados

Estos ojos, aún cerrados,
no añoran perfiles azules
ni extrañan la curvatura cambiante de la luna.
No se abrirán para cazar en vuelo a las aves que no saben nombrar.

Estos ojos seguirán hasta mi muerte muertos.

Menos que muertos, nonatos,
como el quizá de aquel chico
que no volvió de pronto a casa alguna noche.
Ninguna noche.

Su casa no añora los perfiles azules
ni extraña el cuerno de la luna,
pero acoge a cualquier ave y a su vuelo declinante,
si cansada se posa en sus tejados silenciosos


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© Ramón Ataz2010

lunes, 18 de octubre de 2010

Al cobrar cuerpo

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Al cobrar cuerpo una palabra solamente y así
aprisionar cualquier otro contenido en mi cerebro,
es ya común que me inunde, lo que es injusto,
un arenoso agobio de adolescente.

Soy demasiado veraz para soñarme
a lomos de los años que aún me quedan.

Por eso al clarear el mediodía de su rostro
rinde los brazos al bosque
que brotó de la semilla de mis huesos.

Soy demasiado falso para extender
la palabra escasa que me sostiene.

De ahí que al respirar me detenga entre sus párpados
y tema que en su piel blanca estén los dioses.



 
©Ramón Ataz2010

domingo, 10 de octubre de 2010

Acción de Gracias

Desde que el trigo ha invadido las ciudades aburridas, muertas, estoy siguiendo a paso de difunto tu brazo curvo y menguado. Es fácil olvidar cuando invisible, quiebras tan cruelmente la soga que ahora tiendes.
Este poema tiene muchos años. Es una especie de oración a lo que sea que hace que un poema nazca. El monte Helicón está dentro del cerebro de cualquier persona, y quién sabe qué procesos provocan el deshielo de sus glaciares, pero me encanta estar debajo cuando desde él se precipita un alud. Aunque a veces duela.
© Ramón Ataz2010