domingo, 23 de octubre de 2011

La vida, entreacto entre dos muertes

Al agua, su envoltorio, su materia,
la deshacen,
igual que a mí la carne me diluye
en medio de un efímero descanso
entre dos muertes:
el mar que concibió mi nacimiento,
la hierba que camufla mi salida.

Son risas, sí, hay risas en la plaza
rebosante
de niños contrahechos, sin vestidos
ni piel,
ajustados al mísero vivir
de sus mayores.

Y animales al borde del refugio,
y árboles impresos en el suelo.

Los veo salir del ámbito del sol,
como luces guiadas
por la atracción de una sombra en la arena,
promesa de lluvia,
y un dulce diluirse en el olvido
para siempre.

4 comentarios:

  1. Se hace difícil dejarte un comentario. No soy hombre de demasiados adjetivos, y este poema se merece muchos.
    Me parece un poema magnifico, y el final es de apoteosis.
    Estimado poeta, y no obstante, amigo, crece mi estima por cuanto leo, y solo alcanzo a expresar mi interés por cuanto escribes.
    Dejaremos para el correo electrónico un comentario mas acorde con el interés que me suscita tu obra.

    Un abrazo, Ramón.

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  2. Muchísimas gracias, Perfecto. Esa estima es mutua, te lo aseguro.Te agradezco los elogios que le dedicas al poema, aunque se deban más a tu generosidad que a mis méritos.

    Un abrazo.

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  3. Generosa reflexión sobre lo efímero de la vida escrita desde la belleza y la generosidad del sentimiento. Aplausos.
    Salud.

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  4. Gracias por pasar por aquí, Julio, y por tu generosidad al valorar el poema.

    Un abrazo.

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