.
Ya no soy tan joven para regar mi tristeza
con palabras tristes. Ahora están amarradas
a lo que haya escrito y yo, anquilosado
(te gustaba, ¿verdad?), embrutecido,
esclavo de diccionarios y nuevas de evangelio.
Ahora mi tristeza es ceniza y no angustia,
mis versos, remedos de confusa cultura
también embrutecida.
Ya no está en mis dominios ahogarme a cada instante
ni en mi mano añorar el aire ajeno.
Ya no hay más que un paraíso
también embrutecido en el que sentarme
a observar a un dios que olvidó
quemar incienso en su rostro de fuego.
© Ramón Ataz2011
Ni falta que hace. Se tiene la experiencia, y la osadía de haber vivido y conseguido sobrevivir.
ResponderEliminarVa a ser difícil acostumbrarse a otra poesía que no se alce sobre el listón que tan alto pones.
Mi admiración.
Un abrazo.
Ja ja, exagerao. Vuelvo a agradecerte tu tremenda amabilidad, Perfecto, conocerte en este mundo de la poesía ha sido para mí un honor y una gran suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.