sábado, 3 de noviembre de 2012

Ese poeta sonríe demasiado



Ese poeta sonríe demasiado.

Su cabello cesante

y las uñas saliendo de sus dedos

como pétalos

o naipes repartidos

-o quizá deba decir que en realidad

son como toldos 

aferrados a fachadas veraniegas-

me atemorizan tanto o más que el frío verso que,

minuto tras minuto,

viste y desviste, igual que hace la fiebre con la frente de los niños.


¿A qué observan sus ojos de arenisca

cuando sale al balcón y friega el suelo?


No puede ser a esas muchachas, devotas del calor,

aunque deslizan cada vez más a menudo

sus cuerpos cimbreantes

del lecho a la piscina,

pero carecen de nostalgia y de experiencia,

no conocen la muerte ni el dolor

imprescindibles. Quizá ese niño,

sus manos

posadas en los pechos de la madre ennegrecida.

Será mañana,

cuando la leche expulse su estertor

de último alimento gratuito y pase hambre,

acaso entonces merezca su poesía.


Mira, poeta,

escucha la estampida

que baja por la calle principal hacia la plaza;

son como nubes a punto de reunir su oscuridad

y desleírse

en unitaria lluvia que corre por las ramblas sin control

de lo que arrolla.

¿No puede ser, no pueden ser aquéllos los que buscas

para anegar tus versos de sentido?


Demasiado concretos,

demasiado sonoros,

demasiado reales, no puede ser, que vengan luego,

cuando caminen de vuelta hacia sus casas

vacilantes, recuperada su sola transparencia.


La calle ha terminado,

el suelo limpio,

motores de astrolabios y guitarras

dios sabe de qué música evadidas,

acarician el balcón anochecido. El dormitorio

contiene su calor y sus aromas,

las fotos de su infancia, la dulzura

de las primeras muertes, y las últimas

más lentas, más constantes, y el olvido,

arropando su sonrisa, lo consuela.


Buenas noches, poeta, que tu voz

te sostenga hasta mañana,

otra vez,

duerme tranquilo.




Ramón Ataz

3 comentarios:

  1. Muy bueno, Ramón. Fina ironía poética muy bien vestida.

    Ayer te mandé los ejemplares 1 y 2 de Azharanía.

    Un abrazo, poeta que no sé si sonríe demasiado

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    1. Bueno, sonrío todo lo que puedo, que suele ser bastante, pero menos de lo que me gustaría. Muchas gracias por pasar y por el envío de la revista. He recibido hoy el aviso de correos, así que espero recogerlas mañana.

      Un fuerte abrazo.

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  2. Y la voz de la poesía se deja oír con el tiempo en estos versos que fluyen con toda su frescura. Mis felicitaciones, Ramón, allá donde te encuentres enhebrando versos de eternidad. Y mi abrazo.

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