domingo, 6 de noviembre de 2011

De ceniza caliente


Ya no admito más calor,

nunca es invierno en la sangre,

ya que en tu tacto, espalda ciega, 

me hago ceniza 

caliente, recién quemada. 



Y al escucharte al revés, 

como a un vinilo diabólico, 

puedo escuchar la reseña de mi penar estático: 

        
       solo la muerte en tu voz, solo la muerte. 
 

Si arder era el motivo que nos guió 


por el círculo que tomamos como hogar, 


hoy, extinguido, busco en tu espalda 


rostros de agua, rastros de nieve.






© Ramón Ataz2011

2 comentarios:

  1. Nada como un poema de amor, para salvar el día.
    Magnifico poema, amigo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Perfecto. Me alegra que te guste este poema.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar