jueves, 4 de agosto de 2011

Ciudadela

A mi hija Elvira


Porque ya sabes que el viento
es la excusa que ponen los ratones,
y ellos el disfraz que usamos
al apagar las luces.

Porque hoy hay ventanas en tu cuarto
que solo transparentan desde fuera,
paredes transformadas en adarves
invisibles por la niebla que te envuelve,

no me pidas ternura, no a mí,
ni ensayes tus muecas para embaucarme.

Más bien descompón los huesos
para inyectar su calcio a la invisible inercia que
-aún no lo sabes-
te conduce.

Y cuando de noche, dormida y vulnerable,
la puerta indiscreta resbale y te revele,
no dejes que mis ojos, anclados a tu sueño,
te despierten.




&Ramón Ataz2011

6 comentarios:

  1. Muchas gracias, Eloy, te agradezco la visita y el generoso comentario.

    Ramón.

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  2. Que el poema es muy bueno, ya lo sabes, aunque no está de más recordarlo. Para mí, el mayor acierto es ese lenguaje que, sin apearse un ápice del rigor poético, abres al entendimiento del niño o la niña, en este caso. Aplausos.
    Salud.

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    1. Bueno, es bastante difícil saber qué es lo que es bueno, sobre todo cuando se trata de lo propio, así que el que lectores como tú y como Eloy así lo consideren me anima mucho. En cuanto a ese lenguaje, a ese abrirse al entendimiento, supongo que es lo que ellos y ellas necesitan, aunque además de nuestras palabras necesiten la fermentación que les de el paso del tiempo.

      Un abrazo, como siempre, afectuoso, Julio.

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  3. Respuestas
    1. Muchas gracias por pasar tan amablemente por aquí.

      Saludos.

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