sábado, 30 de junio de 2012

Mientras vadea el río, Jasón escucha una voz, posiblemente la suya.


Mejor hubiera sido
que contuvieran hierro
las montañas milenarias interpuestas
entre el glaciar y el valle,
que el agua, hecha crepúsculo,
nunca alcanzara la tierra de la gente.

Ve.

Intenta volver al lado opuesto de este río
en el que abandonaste tu sandalia

-no te dejó escuchar la profecía
tu proverbial terror a las serpientes-

El barro recoge tus pies y te encarcela.

Mejor hubiera sido
que el agua, tras brotar, el agua,
fluyera solo por cuevas, sola, ignorante de ti.

Cuerpo de quimera, calendario,
vuelve a soñar, no tienes padre,
ni cicatriza la piel que fue herida por los árboles.





© Ramón Ataz

6 comentarios:

  1. buen poema. Muy intenso. Toda una lección. Joaquin

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    1. Muchas gracias, Joaquín. Un placer tenerte en mi blog.

      Abrazos.

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  2. Estupendo. Me ha encantado. Huye, Jasón, o acabarás en la Cólquida y conocerás a Medea.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Rumeinia. En efecto, más le vale huir a tiempo, quizá no solo a él.
      Me alegra verte en mi blog.

      Un cordial saludo.

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  3. Respuestas
    1. Lo que es un lujo para mí es poder contar contigo como lector, Ramón. Muchas gracias por tus palabras.

      Un abrazo.

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