sábado, 5 de mayo de 2012

Las calles derrotadas

                                                                                                                         A Harpo


 


A mi perro le gustan las calles derrotadas,
donde hace la lluvia penachos de barro
y el suelo revela relieves antiguos
en las quebraduras de algunos portales.

Suele sacarme de un camino limpio
su tracción intensa;
como si escapáramos de un escaparate
se nos ve correr,
saltar como piedras sobre el agua plana,
deslizarnos juntos
en pos de la herrumbre,
del olor a hoguera y a hostales de insectos.

Mi perro, sintiéndose solo pies y hocico
se agita y ensancha
mientras yo me agacho
ante el mármol frío de algo que supongo
una blanca lápida
-parece que cubra la fosa en que yacen
los huesos inertes de la clase obrera-

Y el silencio engaña al asfalto roto;
sugiere que dentro de los desconchados
y tras de las puertas
nadie está dormido, nadie está despierto.

Mi perro recorre el callejón podrido
sopesando aromas, suponiendo vidas
y risas de gentes tan empecinadas
en vivir que siguen en alguna parte
riendo y negándose a llevar sus huellas
a ese nuevo espacio
tan verde en los rincones de los mapas,
tan pardo en los ojos de los perros.





 © Ramón Ataz

6 comentarios:

  1. Tranquilo, Ramón, que "pisaremos las calles nuevamente".

    El otro día leí que los perros son capaces de detectar con el olfato hasta una molécula. Eso es ser muy fino. Yo los temo un poco, a los perros, en general prefiero tenerlos lejos. Pero, claro, también me fascinan bastante. Del perro, me fascina su capacidad para formar un solo ente con su amo, su extraordinaria capacidad de compenetración con las personas.

    El poema, como siempre, magnífico.

    Un abrazo

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    1. No sabes, Esteban, hasta que punto es fascinante eso que mencionas de la entidad común perro//amo. Yo adoro a los perros, al menos al mío, y hay algunos paseos en los que yo dirijo el recorrido, y otros en los que le dejo a él que decida por dónde caminamos, y lo cierto es que los paseos en los que él es el guía son infinitamente más interesantes, además de ser los más adecuados para minimizar el calor o el frío, según las circunstancias. En fin, te agradezco la visita y tu habitual generosidad al valorar estas letras de poca monta.

      Un abrazo.

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  2. Solo decirte Ramón, que éste es un poema como la copa de un perro y que hay perros que son mejores personas que muchas personas. Y que llenemos las calles de buenas personas.

    El poema, como siempre, magnífico, también.

    Y otro abrazo

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    1. Los perros tienen enormes ventajas sobre los seres humanos, la primera de las cuales es no ser seres humanos, eso es lo que les permite ser mejores personas que las propias personas, o algo así, porque la verdad es que creo que me he liado un poco...

      Bueno, que muchas gracias por pasar por aquí y regalarme tu amabilidad una vez más.

      Un abrazo.

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  3. un auténtico placer leerte, Ramón, así como que te hayas pasado por mi blog. También te enlazo. Gracias

    Un abrazo

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    1. Me alegra mucho que hayas pasado por aquí, Joaquín. Gracias por leerme.

      Un abrazo.

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