viernes, 13 de mayo de 2011

Un hombre, un hogar, un sueño


Casi un lamento exhala el altavoz;
un cable
versátil, extendido por la casa,
traza el camino;
es la vía láctea
de su universo (sin expandir, claro, es estático,
ya que al nacer de una inversión,
no de un proceso físico,
un huevo de serpiente
o la perversa vanidad de un dios soltero,
no espera albergar a todos, solo a este pobre
burgués recóndito, feliz y pálido, un mero espíritu
de los que ausentes del cuerpo beben cerveza
fría y comen en vaso).

Plástico y cobre, silicio, quién sabe qué
formas compuestas por la tierra guían a los sueños
hasta el umbral de las casas.

Hablo de un hombre abandonado al temor
y a melodías fragmentarias de una canción desvanecida,
hablo de un tipo
de soñador inconsciente, de un alma inmóvil.





© Ramón Ataz2011

2 comentarios:

  1. Repasando por entre tus poemas, me he detenido en éste. Su estilo directo es muy sugestivo, jugando en el borde de la metáfora y la denuncia explícita, entre el abandono y la entrega. Se percibe un no sé qué de desengaño o desilusión o de comprender lo necesario de alcanzar algunas utopías sabiendo que no nos corresponderá a nosotros conseguirlo, de ahí ese gusto y esa sensación de inmovilidad que nos conmueve. Muy al estilo de Bertolt Brecht, pero con un aire más intrsopectivo. En fin, una excelente lectura.
    Salud.

    Julio G. Alonso

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    1. Me gusta la interpretación que haces de este poema, Julio. Me gusta pensar que ese hombre inmóvil tiene alguna esperanza más allá de él, que confía en lo que le queda fuera. Muchas gracias, como siempre, por tu profunda lectura y por juzgar el poema de forma tan generosa.

      Un abrazo.

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