sábado, 2 de junio de 2012

Las horas débiles




Durante el turno de las horas débiles

voy sorteando puertas sin bisagras

y muebles adhesivos.

Solo me detengo si tu boca comienza a describir

la estrafalaria postura que compone mi cuerpo

en el suelo encerado

sobre el cual resbalan mis rodillas dóciles

y  humedece mi lengua extenuada.






© Ramón Ataz

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