Durante el turno de las horas débiles
voy sorteando puertas sin bisagras
y muebles adhesivos.
Solo me detengo si tu boca comienza a describir
la estrafalaria postura que compone mi cuerpo
en el suelo encerado
sobre el cual resbalan mis rodillas dóciles
y humedece mi lengua extenuada.
© Ramón Ataz
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