sábado, 9 de junio de 2012

Discurso insensato



Qué estupidez transformar a un caballo en ilusión.

Por difícil que resulte respirar

quita de mis ojos esa melena rubia desatada,

déjame huir de sonrisas frescas

e infancias perennes. Vidrio.

No puedo impedirte, me estoy rompiendo

pero líbrame, pordiós, de marionetas

delgadas, de voces punitivas. Translúcido.

He puesto mi nombre a macerar en la cocina

hundido en qué se yo, una mixtura

de líquidos y especias que no sé quién mezcló.

Sobresalgo como el relleno de un ave. Quebradizo.

Lo que derramas

Lo que derramas

Lo que derramas

es el pigmento que tinta mi amargura.







© Ramón Ataz

6 comentarios:

  1. intenso poema. Me ha encantado

    un abrazo

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  2. Me alegra que te haya gustado, Joaquín, y muchas gracias.

    Un abrazo.

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  3. Veo rabia contenida en un poema que lleva tu mejor verbo. Me encantó.

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    1. Hay rabia, Eloy, la hay. Muchas gracias, amigo, me alegra que te gustara, en toda su insensatez.

      Un abrazo.

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  4. Quebradizo como el vidrio, entre fogones, se cuece la existencia y nos hacemos con ella, lentamente, desesperadamente. Un estupendo poema tan evocador como sabio y profundo hurgando en la herida humana.
    Salud.

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    1. Hay veces que la herida se deja hurgar y casi parece que lo pide. Muchas gracias, Julio, por tu constante generosidad al juzgar estos poemas que dejo por aquí.

      Un abrazo.

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