tu hastío
Dí que de un alma triste no salen las palabras
sino de un alma amarga, de un paladar
que intenta negar el sabor de la tiza.
No pides pero te doy lo que te pido
hoy, que no puedo ensalzar el aire turbio
ni sé cómo llorar, porque mi idioma
viste y desviste a los hijos de tu hastío.
(c) Ramón Ataz
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ResponderEliminarQué preciosidad de poema...La tristeza nos enmudece, Ramón, pero cuántos sentimientos afloran cuando cuando, por fin, salen las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juana, disculpa por la tardanza en mi respuesta. La verdad es que creía haber contestado. Muchísimas gracias por dejar tus aladas palabras, que diría un traductor de Homero. Un abrazo.
EliminarYo también he sentido esa sensación de hartazgo, de estar de vuelta de todo, de insatisfacción amarga y absoluta. Y aunque haya pretendido rechazarlos por inútiles, en secreto he agradecido los intentos de ánimo y consuelo que me han llegado de aquellos que me quieren. Que no dude el protagonista del poema que en su caso estará ocurriendo lo mismo. Me has emocionado una vez más, Ramón.
ResponderEliminarTambién te pido disculpas a tí, Alejandro. Como es habitual en tus comentarios, tu apostilla resulta más interesante que el propio poema. Te lo agradezco de corazón.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hermosamente pesimista. Retratas muy bien, con pincelada firme en cada verso, la amargura y la impotencia ante lo irreparable para hacernos respirar el aire de esa atmósfera pesada como el plomo del desasosiego y el cansancio. Se aprecia y agradece la cuidada escritura, el mimo de los encabalgamientos, el uso inteligente de la puntuación que nos conduce en la lectura con mano de seda. Excelente trabajo. Con un abrazo.
ResponderEliminarSalud.
Julio, aprecio muchísimo tus visitas a mi blog. Muchas gracias por penetrar en el poema y verterlo en ese comentario que tiene mucho más valor que los propios versos que glosa.
EliminarUn abrazo.