sábado, 14 de julio de 2012

Tarde


¿a qué viene este obligatorio temor?

¿a qué seguir sufriendo si se conoce el después

y se conocen el cuándo y el acaso?

¿cómo sigue estremeciendo la aurora

a cada día?

estoy lejos de ser nocturno participante

esta tarde, a tantas vidas de la noche;

es terrible, terrible estar tan lejos;

y a qué viene el cosquilleo en las entrañas

insertándome esta tarde su nervioso consejo.

Oh tardes abrasadoras

irritantes; cada cortejo de ansias

desparramadas, saciadas o no saciadas,

tan rojas como el rubor, gelatinosas;

tranquilo, pausado pero nunca,

deshago la trenza de voces afiladas

y peces embuchados en anzuelos y mudos.

Joder, me repito al repasar los sortilegios

de cada uno de los años de mi vida,

los que me quedan, ¿cuántos son?

la tarde está trazada en vientres negros,

encabalgada a mi lomo, clavando sus espuelas.





© Ramón Ataz

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