sábado, 28 de enero de 2012

Ovidio me hacía reír


Ovidio me hacía reír.

Mi piel agradecía el calor blando
de un pacífico sol recién despierto.

Era líder de un jardín deshabitado,
populoso en sonidos y en olores.

Sin otro artefacto que un cerebro adormecido,
ni más compañía
que un reguero de imágenes corriendo por mis vértebras,
he sabido, justo entonces,
que nada ni nadie podría perturbarme.

He interrumpido un parpadeo, uno más, otro entre tantos,
para abstraerme de la luz
y permitir a mi sangre fluir a carcajadas. 

2 comentarios:

  1. Dichoso tú, que puedes reir y expresarlo tan radiantemente.
    Me gusta este poema. Tiene más recorrido del aparente. Es facil de compartir lo que expresa.

    Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  2. Dedico pocos versos a la risa, la verdad, pero de vez en cuando también se merece una oportunidad.
    Muchas gracias, Perfecto, y felicidades por la presentación de tu libro, que voy siguiendo en la medida que puedo.

    Un abrazo a tí también, amigo.

    ResponderEliminar