Cómo deseo sacar de mis dientes una imagen lúgubre
masticada, urdida en mi noctuario
de perros rabiosos, madrugada insoportable.
Y que ese llanto refleje mi vida mentira de gentes,
que diluya la sangre restregada en las ventanas.
Cómo deseo derramar de mis dedos, Viento, tu sonrisa,
contradecir con ella la cojera de sus voces,
voces que calientan las orejas con su bálsamo de piedra.
Siento gritos negros tras silencios homicidas,
pero a ti, Viento encendido, sí te quiero.
© Ramón Ataz2011
Gran descubrimiento el de Poetas Argáricos.
ResponderEliminarAqui tienes una admiradora,me fascina la fuerza de tus versos.Enhorabuena por tu blog.
Saludos
Muchísimas gracias por tus palabras, Ana. Me alegro de que te haya gustado el blog y te agradezco que tu paso por él.
ResponderEliminarSaludos.