* Vivir, Lesbia, y amar. Vamos a ello
los chismes de los viejos amargados
nos tienen que importar menos que nada.
(Carmen V de Catulo, trad. Juan Antonio González Iglesias)
Dirán que me escondo tras barrotes de plomo
a suscitar el color entre mis vértigos.
Andarán, correrán a silbar que tu melena
es rojiza, o que tu cuello,
estriado de aguantar mi aliento,
estriado de aguantar mi aliento,
no merece llevar cadenas que lo resalten.
que exhala el silencio.
© Ramón Ataz2011
Solo puedo decir que es un poema excelente y que encaja como anillo al dedo con la cita que le precede. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Ramón, y disculpa la tardanza en contestar, pero llevo una semana que casi no he podido entrar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema misterioso que me hace pensar, Juan.
ResponderEliminarBelleza y un final abierto que nos permite (a los lectores) imaginar...
Tu poesía llega al centro del mundo, al corazón y al cerebro reptiliano. Es una poesía que tiene fuerza.
Enhorabuena
Besos
Ana
Muchísimas gracias, Ana. Como siempre, por estar y dejar tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
Juan, llego a tu blog como por casualidad, y no me arrepiento, a pesar de ser este poema el primero que te leo (en el blog, claro) opino como Ana, pero creo que vislumbro el misterio.
ResponderEliminarHa sido una maravilla estar.
Un abrazo, Juan.
Concha, no sabes como me alegra la sorpresa de encontrarte por aquí. Muchas gracias por leerme y dejarme tus mediterraneas impresiones.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
¡Qué buena la cita, Juan! y perfecto el poema para ella. Además a mí hoy me va que ni te voy a contar. Me gusta especialmente la primera estrofa por todo lo que significa y por toda su fuerza. Me gustaría disponer de más tiempo para poder pasar más a menudo pero me es imposible.
ResponderEliminarUn gusto leerte, aunque sea de tarde en tarde.
Besos
Ana
Ana, me alegra mucho verte por aquí. Te agradezco el comentario y sobre todo si tienes poco tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.