domingo, 6 de febrero de 2011
EL NOMBRE DE UN ARBOL
Un árbol, dice, toma su nombre de la madera
y de los pájaros que aprenden a escoger sus hojas
o trinan escandalosos entre sus ramas.
El hombre que duerme a su sombra
o masca sus hojas
o corta sus frutos con el hacha,
renace de la estirpe de aquel árbol.
Y al hombre que se arroja de su copa
o arde por el fuego de su leña,
o acoge en su hombro a un pájaro anidado
la madera le cede su nombre,
si baila imitando el paso de las aves.
En cambio la mujer talla esculturas
y aguarda su ocasión: el día
en que el brillo de la luna es tan intenso
que consume a la noche en menos horas.
© Ramón Ataz2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Juan:
ResponderEliminarUn poema misterioso que da gusto leer.
Un abrazo
Ana
Sí, es un poema con bastante misterio, Ana. Muchas gracias por visitarlo y dejarme tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso, metáforas lim,pias y brillantes.
ResponderEliminarOtro gusto haberme detenido en tu blog, continuaré leyéndote, no lo dudes.
Otro abrazo.
Pues muchas gracias, y de verdad que me alegrará verte aquí y saber que me lees.
ResponderEliminarOtro abrazo también para tí.