Lo que tu piel conoce de mi boca,
catecismo de lengua y de saliva,
es el dogma veraz que me objetiva,
el credo que te afirma y que te invoca.
Conoce de ella que es arena y roca
a la vez permanente y evasiva
o la sábana santa y adhesiva
que se extiende, te cubre y te provoca.
Producto de penumbras y de años,
lo acumulado en ella es el acervo
que recoge tu piel y que transmite
a la nación de amantes ermitaños
que fundaron la atmósfera y el verbo
en la tierra del íntimo escondite.
catecismo de lengua y de saliva,
es el dogma veraz que me objetiva,
el credo que te afirma y que te invoca.
Conoce de ella que es arena y roca
a la vez permanente y evasiva
o la sábana santa y adhesiva
que se extiende, te cubre y te provoca.
Producto de penumbras y de años,
lo acumulado en ella es el acervo
que recoge tu piel y que transmite
a la nación de amantes ermitaños
que fundaron la atmósfera y el verbo
en la tierra del íntimo escondite.
© Ramón Ataz2011
Un soneto perfecto. Cada vez, el asombro me lleva de la mano a la admiración. Felicitaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias, Perfecto. Lo cierto es que he hecho muy pocos sonetos en mi vida, a pesar de que me fascina esa estrofa.
ResponderEliminarUn abrazo. Ramón Ataz.
Preeeecioso, Ramón, ¡es precioso!... me ha cautivado.
ResponderEliminarBueno, creo que no hace falta que lo jure, :)...jeje.
Un beso
Enhorabuena.
Muchas gracias, Sofía, por lo que dices y por todo.
ResponderEliminarUn beso.