jueves, 19 de abril de 2012
Aquí
Las más rígidas llaves me separan
de aquellos amaneceres agredidos
por tu sabor violento.
Ahora dueles
en los lugares rozados por tus pasos,
en los minutos reales que acumulan
mis otras existencias ilusorias.
Allí los músculos,
las vísceras vacías,
la piel amnésica,
mi cuerpo muerto, en suma,
se cree resucitar, pero se engaña,
puesto que vivo aquí,
bajo la tierra,
atravesado por el fluir incesante
de un río quebrado.
© Ramón Ataz
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Encuentro en este poema un arraigado propósito de ir hacia más hondo. Crece la melodía, y el canto es alto y hermoso.
ResponderEliminarUN GRAN POEMA.
Un abrazo, Ramón.
Muchísimas gracias por venir y dejarme estas palabras, Perfecto, te lo agradezco sinceramente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.