A una Murcia que también es mía
Cuando te sobrevuele, mi lánguida ciudad,
libre de alas;
cuando confunda tus picos y tus pozos
o al trazar límites,
bajo las nubes y las sombras que te cubran
te entrevea;
cuando a tus relieves,
libres de fuselajes, mis ojos alejados
los aplanen y extensas retículas en un lienzo
me parezcan, mi lánguida ciudad,
serás la madre
de aquellos que hoy susurran tu nombre
y se sumergen en tu vientre, océano fósil,
como anfibios
aferrados a unas branquias ya perdidas.
© Ramón Ataz2011
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