miércoles, 10 de agosto de 2011
Vidrio
Tras cada paso muero y luego avanzo un paso.
Entre pasos y muertes, la cuerda y la fatiga
se enredan en mis piernas, me frenan y me arrastran.
Sin más, estallar.
Persigo el destino de lo frágil
porque no puedo consumir más porciones del alma.
Como el vidrio esparcirme en cientos de fragmentos,
ser minúscula trampa que acecha en las alfombras
y recibe caricias de sus nudos de lana.
Quebrado y transparente,
memoria de los otros,
mi propio olvido.
© Ramón Ataz2011
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Un poema para degustar tranquilamente. Le lleva a uno como cuando nos miramos a un espejo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por la visita y tu siempre generosa opinión, Perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ramón Ataz.