sábado, 21 de mayo de 2011

Calipso

Es posible que al hablar del absurdo
te incorporaras otorgándole importancia.
Pero yo fui forjado por él,
bifronte, respetando los puntos cardinales,
tragando el aire sin indagar del viento su procedencia.

A aquello llamamos Amor
(como a tantas cosas).

Vencimos al gesto de tu frente,
a la estrechez de tus cabellos,
también al alimento que nos sostenía.

Dejé de crecer,
dejaron mis ojos de buscar,
mi memoria hizo suyos tus recuerdos.

A aquéllo no sé cómo llamarlo, Calipso,
a aquéllo no sé cómo llamarlo.





© Ramón Ataz2011

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