Entrad en mi casa puesto que yo he salido.
Hay una puerta solo, solo una, abierta;
la que descerrajaron los días débiles
de aquellos brazos libres,
de manos despegadas de otros cuerpos
poseedores del calor que a mí negaron
las noches impasibles.
Como hace la corriente al aferrarse a otra piel,
así el calor,
tras serme regalado, pudo usarme
como un refugio inerme y transitorio
donde aguardar a un cuerpo más amable.
Ya no hace frío, no aquí,
no en este parque
donde la barba me surge esperanzada
y recelosa y fiel, sin arrojarse al vacío por huír del estrépito
que vive en mis oídos; se sujeta a mi rostro
y crece y poco a poco
se extiende hasta poblarme por completo.
Sabed que aún estoy vivo y es posible
que vuelva a casa luego y os sorprenda
envueltos en la piel que allí dejé,
es muy probable
que uséis mis otras manos para abrirle
ventanas novedosas a los muros y os advierto
que se puede cerrar lo que otros abren.
Pero son blandos mis ojos y se apiadan
de todo lo que ven, también vosotros, mis dobles, mis amigos,
podréis dejar en casa el tibio sol
que hayáis traído.
Ramón Ataz
Escapar de una vida dominada por el frío, ser capaz de regenerarse y, tal vez, de volver con una nueva mirada capaz de comprender a los demás, a los que son como tú aunque seguramente todavía no lo sepan. Me ha encantado. Muchas gracias, Ramón.
ResponderEliminarGracias por tu paso tan generoso como siempre, Rumeinia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Entro por segunda vez en esta tu casa hecha de otoños y te felicito por segunda vez, encantado. Con un abrazo.
ResponderEliminarSalud.
Siempre eres bienvenido, Julio, muchas gracias, compañero.
EliminarUn abrazo.
Me encanta como escribes Ramón,el poema en su conjunto expresa mucho, pero estos tres versos...
ResponderEliminar"Sabed que aún estoy vivo y es posible
que vuelva a casa luego y os sorprenda
envueltos en la piel que allí dejé..."
...son geniales.
Un abrazo.
Muchas gracias, Israel. Sabes que yo también aprecio muchísimo tu poesía. Gracias por pasar por aquí.
EliminarUn fuerte abrazo.