lunes, 20 de febrero de 2012

Disgresión en forma de poema

.

Antes de que nadie me defina 

confieso ser un hombre.


Ni contención de una presa


ni púgil de agua 


-aunque incontables arroyos me traspasen


y tantos golpes a punto de nacerme


estén temblando- 



Solo una minúscula 


fracción de lo que soy puedo ofrecer 


a las corrientes. La mayor parte de mí


yace en el cieno. 



Es cierto que puedo bifurcarme 


- ¿quién, para eludir el dolor, no se desdobla?- 


pero al cabo cada yo terminará 


por diluirse, como sal en el océano, 


en un cuerpo envejecido, 


único y mortal.





© Ramón Ataz

6 comentarios:

  1. Un poema redondo. Su fácil transcurso y su profunda significancia lo hace esplendente. Un gran poema para aplaudir. Y te lo aplaudo de pie.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Perfecto, agradezco ese aplauso.

      Un abrazo fuerte.

      Eliminar
  2. Y yo casi tumbada por cómo me ha dejado tan impecable lógica poética, anonadada, no se si bifurcada pero aproximadamente, toda laxa, hasta que recupero la conciencia de que acabo de oír un poema, es decir algo hecho por otro, me recompongo y me levanto para al igual que Perfecto poder aplaudírtelo.
    De más está decirte que me dejó KO, felizmente KO.
    Un beso enorme, Ramón, con permiso del Poeta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeje, Sofía, me alegra que estos versos hayan tenido esos efectos. Muchas gracias por tu insobornable amabilidad hacia lo que escribo.

      Un besazo.

      Eliminar
  3. Qué mejor forma de ser que la del delta: agua y fértil sedimento (aunque minúsculo).

    Ni contención de una presa
    ni púgil de agua


    Qué bien has adiestrado al poema con esos dos versos...tan buenos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Tempero: Perdona por haber tardado en contestarte, pero llevo varios días sin entrar al blog. Gracias por comentar el poema, y por hacerle una apostilla que es en sí un verso.

      Un saludo.

      Eliminar