viernes, 31 de diciembre de 2010

A Elvira, antes de que apaguen las fuentes.

.
 

Mi señora, que parió a Adán sin dolor,
anda escabulléndose de estrella en estrella,
de cuadro en cuadro, de nombre en nombre.

A veces por debajo de la tierra, arrebatándome,
o bien dispersa en el viento haciéndome burla.

A menudo es un látigo o correa
que a golpes prueba el fin de mi paciencia.

Mi señora es madera y carne de muerto,
gesto hostil o indiferencia.

Aunque ahora se ríe, al menos me observa,
igual que el mar al pescador,
igual que el aire al vigía.





© Ramón Ataz2010

jueves, 30 de diciembre de 2010

SONIDOS



Luego de escuchar cómo trepa la lluvia por las fachadas,
ayudada por un viento de impulso quebradizo,
me he recostado, de noche, y he seguido escuchando:

ahora, voces agudas, afiladas, espinas,
voces de gatos, de hombres, de mujeres,
trenzando calle tras calle un nocturno.

Ahora es el sonido de la luz al acecharme
su urgente amanecer sobre mi cuarto
(salvo un rincón silencioso donde ella se divierte acurrucada).

Después es mi voz la que se escucha,
desfila por el aire, en procesión,
tras del pelo anudado al rincón silencioso.




© Ramón Ataz2010

APRENSIÓN



Vendrá no sé quién, 

anunciado por el humo de un cigarro,
a revivir mi aprensión, 

mi ardor de estómago.

No sé cómo vendrá, ni quién, 

en su trono cómodo sentado,
gasta un tiempo 

por no sé quién prestado en acecharme
y convertir mi cuarto en carcelero,
mi cama en celda, 

mi manta en catacumba.

Llegará el día en que yo sea del común;
 

el viento reclamará mi voz y el viento
se jactará de ser él mismo el que después
de atravesarme la garganta, abrió mi boca
e hizo audibles las palabras de Homero.




© Ramón Ataz2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

UN POEMA DESALIÑADO




¿De qué he estado hablando tantos años?
De la vida incomprensible no,
ni del olvido.
He vivido lo suficiente para entender
de algo más que de certezas fugaces.

Yo fui testigo absorto de sus noches

No.
Estaba pasando revista a sílabas y acentos.

apóstol bautizado en su deshielo

El remordimiento es terco,
es la materia tenaz que me aglutina.
 

Yo copié fielmente su evangelio de gestos

Pero he perdido pelo,
mis ojos ya han emprendido la muerte,
y solo soy experto en verdades transitorias. 
y asumí profecías leídas en sus labios

Y qué importancia tiene
que la infancia me tenga secuestrado.


Tuve que abrir mi carne a los versos que en ella sucedían

Mis pensamientos salen todos los días.
Qué más da si cabalgan por el aire
o navegan en el fondo de las letras.

acoger en mi sangre su sangre consagrada,
,

Soy uno más.
Más dado a la perífrasis,
propenso a perderme en la metáfora.
Hombre - jeroglífico,
escondo un mensaje sencillo
tras una clave intrincada.

repetirla en el orden perfecto de su liturgia.

Pero te miro.
Cada hora de mi vida te observo o te recreo. 






© Ramón Ataz2010

sábado, 18 de diciembre de 2010

AQUEL NIÑO


No era yo el cabello, 


ni el escozor
 
la inequívoca marca de mi infancia.
 
Huyó la negritud y por lo tanto
 
no fue en mí en quien el frío hundió sus uñas.

 
Que ahora el Sol 

emplee cualquiera de sus dedos
 
para trazarme,
 
que me desvele el exilio de la luz
 
o muestre antiguas sajaduras mi garganta,
 
son ilusiones, faxes del tiempo, serosidad
 
imitadora de la sangre.

 
No, no era yo
 
aquel niño sin aire, 

pintor de piedras,
 
protomártir estival, 

mesías de leche.






© Ramón Ataz2010

domingo, 12 de diciembre de 2010

DESTIERRO


He dejado allí en mi casa, junto al techo,

los abrazos repartidos por las noches
a las piedras.

He traído a destierro en el balcón
un espejismo rápido de dientes.

 


© Ramón Ataz2010

PALABRAS



Se pudo oír el suspiro inesperado,
inevitable, que llenó el aire de fuerza.

En esa estancia quedaron poemas 
dormidos en los pliegues de las sábanas
mudas, los libros quedaron yermos.
Fue mi metáfora.

Se pudo oír en tu casa. Escuchaste
el deglutir del viento, viste mi ahínco
por cerrar cada ventana y cada puerta.
Fue mi metáfora.

Palabras de leña,
palabras de azúcar,
palabras de cayena,
ya son tuyas. Yacen en ti.



© Ramón Ataz2010